SU VIDA Segundo Galilea nació en la capital chilena el 3 de abril de 1928. Fue ordenado sacerdote en 1956. A principios de los años 60 trabajó en la preparación de misioneros en Cuernavaca - México. El Consejo Episcopal Latinoamericano lo convocó para dar a conocer el Concilio Vaticano II en un instituto de pastoral itinerante, del que se convirtió en director en las ciudades de Medellín y Bogotá, Colombia. Hasta 1975 recorrió América Latina, comprometido en proponer reflexiones, retiros y ejercicios espirituales. Luego comenzó una relación con las Pontificias Obras misioneras y junto con otros sacerdotes organizó un instituto misionero. Varias veces viajó a Filipinas y a Corea del Sur. Trabajó en Estados Unidos con las comunidades de inmigrantes. También colaboraba para importantes revistas de teología en este continente. Donaba el dinero recaudado por los derechos de autor y por sus conferencias al arzobispado de Santiago de Chile para financiar retiros espirituales en los sectores más pobres de su país. En 1997 el arzobispo de Santiago de Chile le pidió formar parte del grupo de expertos para redactar las conclusiones del noveno sínodo diocesano. En el año 2000 partió para Cuba donde sirvió como director espiritual del seminario de San Carlos. "En Cuba se trabaja con pocos medios, pocos sacerdotes y religiosos pero se aprende a tomar lo mejor de la vida, se toma el todo y el poco, se valora lo esencial" dijo el sacerdote en una entrevista realizada en el año 2001. Luego regresó a Santiago de Chile por motivos de salud. ACCIÓN CON ORACIÓN Algunos definen al padre Galilea como un "teólogo de la liberación", debido a que pertenece al periodo en el cual esta corriente se difundió en América Latina. Sin embargo "no fue nunca un extremista ni se dejó nunca manipular por corrientes fervientes o por polémicas estériles y superficiales", recuerda María Barbagallo. La autora recordó como este sacerdote "vivió su compromiso en la adhesión fiel a Jesucristo y a la Iglesia y en su predicación incansable tenía su centro en Jesús de Nazaret, la Iglesia, la misión y la evangelización". Bargaballo destacó también el contenido de sus escritos "densos de mística misionera, de adhesión a Jesús, pobre y obediente, de intentos de llevar la gente de Iglesia a reflexionar que no existe dinamismo misionero sin una adhesión radical a Jesucristo". El padre Galilea encontró una gran sintonía con las misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, fundadas por Santa Francisca Cabrini (1874 - 1914) y comenzó a viajar por Brasil, Argentina, Italia y Estados Unidos dándoles conferencias sobre misión y espiritualidad así como exhortándolas a formar más laicos en su misión. En su funeral, el padre Fernando Tapia Miranda, dijo que su vida podía resumirse en una frase: "testimonio viviente de la radicalidad del Evangelio". "No tenía nada propio" recordó el sacerdote. "En los últimos años ocupaba una pequeña habitación en nuestro seminario pontificio. Nunca vimos que tuviera un automóvil. Viajaba con su pequeña maleta en mano y su eterna pipa". CARMEN ELENA VILLA (ZENIT.org, 28 julio 2010) |