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Todo en sus manos

¿Cómo poder expresar la experiencia que tengo de abandono? ¿Cómo poder explicar lo que significa para mí abandono… abandonarse en las manos del Padre… abandonarse tratando de seguir las huellas de Jesús? No puedo separar el abandono de la confianza… ¿cómo poner palabras a todo esto?

Por un momento me paro a mirar el camino recorrido y me doy cuenta que para mí todo esto no es nada abstracto, sino que es algo concreto, aterrizado en la realidad, en lo que vivo… Y también me doy cuenta que algo fundamental para que yo pueda abandonarme y confiar en Él es la experiencia que tengo de su fidelidad. Y algo más importante aún: me doy cuenta que si no fuera por el amor que Él me tiene y me hace sentir y al que quiero responder, nada sería posible.

Me vienen ahora las frases de los salmos "El Señor es mi pastor, nada me falta". Y me digo: es verdad. Es verdad que con Él nada me falta. "El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?" Es verdad que con Él no tengo nada que temer ni nada que perder.

Al contrario, "me hace reposar en verdes praderas y me conduce hacia fuentes tranquilas", "Tú eres mi auxilio", "Él me protegerá en su tienda" y "aunque camine por cañadas oscuras nada temo" porque Él realmente está conmigo. Su fidelidad, su bondad, su amor, su misericordia… me acompañan siempre… "todos los días de mi vida", y "caminaré en presencia del Señor por años sin términos".

Los caminos del Señor no son los nuestros, pero realmente cuando me paro a mirar mi vida, mi historia, resulta que cuanto más coincide el mío con el suyo, más feliz me siento. Cuando no me aferro a lo que yo quiero, a lo que me gustaría, a lo que había pensado, imaginado… a que las cosas y situaciones se resuelvan según yo, cuando dejo caer todo y digo "hágase tu voluntad"… entonces es cuando me siento feliz interiormente a pesar de las dificultades que el camino pueda traer, a pesar de las piedras que me pueda encontrar al caminar. En el fondo todo hace el camino tanto las piedras como la arenilla. Sé que Él está conmigo en cada momento y me quiere, y es por eso que puedo dejar todo, puedo cambiar de camino y seguir por sus senderos…

El abandonarse, para mí, es dejarlo todo en sus manos, es soltar todo lo que tengo, es decir sí, es estar dispuesta a caminar por donde yo no había pensado, a ir donde yo no había imaginado, a hacer lo que no se me había ocurrido, a aceptar lo que se me propone como camino y posibilidad de crecimiento porque sé que, sea donde sea, y como sea, todo me va a servir para poder encontrarme con Él.

Abandono, para mí, es que Jesús me diga ven, y que yo deje todo y camine sobre mis inseguridades y límites hacia Él… es no vivir centrada en mí, sino en Él, en su Evangelio, en que su palabra se haga y cobre vida, en concretar tanto Amor que Él hace sentir en entrega puesta al servicio de los demás. Es decirle Jesús, quiero seguirte donde quiera que vayas, donde quiera que estés… y entonces Él me dice: ven que estoy aquí y contigo en los pequeños:

en estos hermanos que no tienen para comer, que están en la prisión, que intentan rehacer sus vidas y no saben cómo, que vienen de otros países, que están solos en el hospital, que no tienen familia... Es poder decir desde el corazón, y después poder vivirlo, que se haga en mí lo que Tú quieras, y que sea lo que sea, suceda por bien de los demás y por el mío. Y si yo no lo entiendo no importa, todo te lo agradezco porque todo me lleva a ti. Es poder decir y sentir que realmente quiero poner mi vida en tus manos y entregártela con todo el corazón y así amar a los demás, porque Tú me quieres. Es aceptar cualquier sitio para vivir, es aceptar y querer a los amigos que Tú me pones en el camino y me ofreces y no sea yo quien haga una selección de ellos, es dejar que sean los otros los que me ofrezcan un trabajo mal visto por la sociedad en vez de ser yo quien busque el trabajo perfecto, y aceptarlo y ver cómo Él lo colma de sentido y darme cuenta que es ahí donde puedo encontrarte a tí en mis compañeros… es confiar en que lo que me sucede y lo que se me ofrece es lo que realmente necesito, y aceptarlo porque viene de Él.

Para mí abandonarme es ponerme en camino tratando de seguir a Jesús y caminando a su lado al mismo tiempo y dejándolo a Él ir delante. Y para eso tengo que dejarme a mí a un lado, olvidarme de mí, de lo que humanamente me gustaría o me apetecería. Es como entrar en un descentramiento de mí para centrarme y centrarlo todo en Él; vaciarme para que sea Él quien lo llene todo y me llene... Es salir de la casa calentita para ir a pasar frío a los cartones donde se encuentran mis amigos. Es dejar todo lo que tenía a nivel material y lo que hacía, y dejarme guiar por Él. Para mí el abandono ha pasado por dar y dejar cosas que tenía y que en un principio no iba a necesitar sin saber si después me iban a hacer falta o no, y confiar en que el Señor me pondría por delante la posibilidad de conseguir aquello que realmente necesitara en cada momento. Es poner todo a disposición de los demás, sentir que nada de lo que tengo es mío, sino que se me da para que lo ponga al servicio de los demás. Es sentir el dolor de la distancia, la pérdida, la separación de aquello y aquellos con los que me siento bien y quiero, y al mismo tiempo la alegría interior de la opción tomada porque seguirlo a Él me hace sentirme cada vez más libre y más yo. Es perder a los ojos de nuestra sociedad sabiendo que gano a nivel interior, porque me siento feliz de poder vivir y decir que todo esto es por Jesús y por tratar de vivir su Evangelio.

… y poder decir que me siento feliz… porque sé que Jesús me quiere.

PALOMA

 

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