Encuentro de Guadix 2009 Orando con el hermano Carlos, hermano universal
1. Por el hermano Carlos: ¿Qué significa “Universal”?, el acento está puesto en el “Todos” Todo hombre, bueno o malo, amigo o enemigo, se hará todo para todos, para ser un “amigo universal”. No harán en absoluto “acepción de personas” Que su universalidad y caridad fraterna brillen como un faro; que nadie pueda ignorar muy lejos a la redonda, que ellos son los amigos universales, los hermanos universales, que consumen su vida rezando por todos los hombres sin excepción y haciéndoles el bien. Que su fraternidad sea un puerto, un asilo, en donde todo ser humano, sobre todo si es pobre o desgraciado, sea siempre fraternalmente invitado, deseado y recibido, que ella sea, de acuerdo con su nombre, la casa del “Sagrado Corazón de Jesús”, del Amor divino que se irradia sobre la Tierra, de la Caridad ardiente, del Salvador de los hombres.
2. De Carlos Palacio: Para el hermano Carlos, la pasión por Dios y la pasión por los hermanos son inseparables. No hay como separarlos. Es muy diferente vivir una causa, defender la justicia, luchar por los pobres, o estar con ellos, porque son el rostro de Dios. Es muy diferente la manera de estar. Esto no tiene nada contra los que luchan por todas las causas buenas, pero creo que es muy importante percibir que si nosotros estamos ahí, tenemos que estar de otra forma. No somos “actores sociales”, en primer lugar, somos “hermanos”, somos los que se acercan. Puede ser que ustedes no “resuelvan” muchos problemas, pero les dan sentido para que vivan sus luchas. Eso no es poco. ¡Es la esperanza! Cosa que en un luchador social no es el motivo principal; el motor es cambiar la situación, las estructuras.
3. El hermano Carlos escribe: “Quiero acostumbrar a todos los habitantes, cristianos, musulmanes, judíos e idólatras a mirarme como su hermano, el hermano universal. Comienzan a llamar a la casa “la fraternidad” y eso me resulta agradable…”
4. La fraternidad es el cimiento que permite a hombres y mujeres, que no escogieron vivir juntos, de reconocerse “hermanos en humanidad” y de hacer de sus diferencias, riquezas para compartir. La fraternidad recuerda a cada uno y a todos los deberes de la acogida y de la solidaridad. Reconocer en cada ser humano, sobre todo en los más pequeños y los pobres, un hermano, una hermana, y entrar en el dinamismo de un Amor que es más grande que nosotros. Es aceptarse como seguidores de Jesús, que por su vida entregada, abrió para la humanidad el camino de un mundo reconciliado y fraterno. Reconocer, que el amor del Dios de Jesucristo y la fuerza de su perdón, pueden reconciliar y unir la humanidad más que las oposiciones y las divisiones la destruyen. |