Iª SEMANA DE NAZARET EN CHILE
Para la convocatoria se decidió hacer partícipes a todas las ramas que comparten la espiritualidad del Hermano Carlos. En la coordinación del encuentro trabajaron las Hermanitas de Jesús representadas por la hermanita Donata Cairo, por la fraternidad sacerdotal los padres Juan Barraza y Víctor Godoy, además de los seminaristas Jorge Martínez y Fernando Ramírez y Javier Pinto, miembro de la Sodalidad. En esta experiencia se quiso trabajar algunos tópicos centrales de nuestra espiritualidad, específicamente: la fraternidad, Nazareth, el desierto, la revisión de vida, vida del Hermano Carlos. Todos estos puntos apoyados por temas y acciones concretas que ayudaron a poner en práctica estos contenidos. Es así, como la acogida fue el día domingo por la noche distribuyéndonos momentáneamente en distintos sectores. El lunes se realizó la distribución definitiva por fraternidades, cada cual en una casa distinta. Las fraternidades estaban compuestas por cuatro o cinco integrantes. La idea de separar al grupo en pequeñas fraternidades surge como respuesta al carácter propio de la espiritualidad, pero también como una manera de hacer de esta semana una experiencia de fuerte encuentro fraternal en Cristo –a través del ejemplo del Hermano Carlos- entre los jóvenes participantes. Por la tarde se trabajó el tema de Jesús de Nazareth, para ello nos ayudó Jorge Martínez. Importante fue la perspectiva con el cual abordó el tema, pues el descubrir la vida de Nazareth que forjó y preparó a Jesús para su vida pública se transformó en una de las líneas centrales en donde se apoyaron los otros tópicos. Ya en este primer día de comenzó a ver cómo los jóvenes comenzaban a afiatarse en sus respectivas fraternidades, pero también con el resto de los participantes. El martes se comenzó con los trabajos manuales, para ello se dividió al conjunto de participantes, ya no por fraternidad, sino que se priorizó que cada cual estuviese en un trabajo distinto para que esta experiencia pudiese ser compartida dentro de sus casa. El tema central del día fue la figura del Hermano Carlos y su devoción eucarística, este tema fue expuesto por Víctor Godoy. Se repasó la vida del Hermano Carlos y posteriormente a un trabajo personal, se realizó una hermosa hora de adoración eucarística, en ella se respiraba la profunda conexión que todos teníamos con el Señor. Al terminar el día, en la oración de la noche se recogió la experiencia de la jornada. En ella destacó el impacto que causó entre los jóvenes la característica de hermano universal con que se define al Hermano Carlos, saliendo a relucir lo impactante que es esta característica entre los jóvenes. El miércoles, también se acudió a los trabajos manuales y se trabajó el tema de Nazareth por la tarde, para ello nos ayudó Javier Pinto. Se destacó la importancia de encontrar a Dios en las cosas cotidianas y sencillas de la vida haciendo de cada lugar en donde ella se desarrolla nuestro Nazareth. Las reflexiones de los jóvenes participantes se mostraron cada vez más profundas conforme pasaban los días de este encuentro, lo que nos llenaba de alegría porque veíamos como el Señor se manifestaba en las palabras y reflexiones de cada uno de ellos, hecho que no deja aún de sorprendernos y cuestionarnos. Seguimos con la proyección de un video que nos iluminaba acerca del carisma de la fraternidad de las Hermanitas de Jesús. Después de cena se realizó, en el contexto de la oración de la noche, una preparación al día de desierto, para ello nos colaboró Fernando Ramírez, se destacó la idea del desierto como lugar teológico en Dios nos habla y nos encuentra. Se mantuvo el clima de recogimiento hasta el otro día. El jueves fue el último día de trabajo manual. Se almorzó y se partió la experiencia del desierto, esta actividad duró tres horas. Al volver nos reunimos y compartimos nuestra experiencia, fue maravilloso estar compartiendo los testimonios de los hermanos por cerca de dos horas, cada uno exponía como había sido su retiro y depositaba un signo recogido en el desierto frente al altar del oratorio. Después de cena se produjo un hermoso e intenso espacio de dialogo en donde se respondieron algunas dudas de los participantes acerca de la espiritualidad y también del modo en que se practica dentro de la realidad de las hermanitas de Jesús y de la fraternidad sacerdotal. Se sentía la alegría de todos de descubrir el paso de Dios en nuestras vidas y cómo el desierto era un lugar privilegiado para el contacto con el Señor, todo ello se apreciaba en las reflexiones, conversaciones y conclusiones del día en el contexto de la oración nocturna. El viernes en la mañana, Juan Barraza expuso acerca de la revisión de vida, para ello comenzó contextualizándola dentro de lo que es una verdadera fraternidad. Posterior ese marco desarrolló su tema. Como después cada tema se llevaba a la práctica se procedió a concretizar esta experiencia por fraternidades. Durante las diversas oraciones de la mañana y reflexiones por fraternidades, un integrante del equipo coordinador acompañaba a una fraternidad (siempre la misma) para apoyarla y orientarla. Este trabajo, por ende, no fue la excepción. Al poner en común la experiencia de la revisión de vida –dentro de la evaluación que realizó el equipo coordinador- sorprendió la apertura de parte del revisado, el respeto y acogida hacia su testimonio por parte del resto de la fraternidad. Sin duda que este acontecimiento terminó de sellar la hermosa y bendecida experiencia de la semana de Nazareth. Los lazos fraternos entre todos ya eran evidentes, la alegría de la juventud contagiaba a todos, la experiencia se volvió inolvidable. Continuamos la tarde con la celebración hermosa de la Eucaristía, en donde aparte de vivir y celebrar nuestra fe se nos dejó en claro que esta semana debe ser prolongada en nuestra vida de Nazareth, en nuestra cotidianidad en donde todo sigue igual y en donde nuestro testimonio debe ser como la levadura en la masa. En la noche se realizó un compartir fraterno entre todos, la alegría rebosó el lugar de encuentro, los cantos y risas demostraban que la fraternidad es posible si tiene al Señor como centro. El sábado por la mañana se realizó una recolección escrita de los testimonios de los jóvenes que buscó extraer cual fue su impresión acerca de los principales tópicos de la espiritualidad. También hubo testimonios y compartir con las Hermanitas de Jesús pertenecientes a la comunidad de Copiapó. Se terminó la jornada con el almuerzo. Ahora bien, una vez terminada esta hermosa y esperanzadora semana caben las preguntas ¿Qué nos deja esta experiencia? ¿Qué nos quiere decir el Señor? ¿Es necesario mostrar más la espiritualidad y abrirla a otros grupos? Las respuestas hay que decantarlas en el tiempo, sin embargo nos hemos dado cuenta que la juventud y la comunidad eclesial en general, se sorprenden gratamente con la espiritualidad del Hermano Carlos y piden que se viva y masifique. Sus palabras son de esperanza, pero también se constituyen para nosotros en enormes desafíos que no nos pueden dejar indiferentes. La Iglesia nos grita cambio, el Evangelio nos pide actualidad. A raíz de la notable y gratificante experiencia y también en respuesta a lo que creemos es una realidad que no se puede desconocer (la necesidad de difundir esta espiritualidad) hemos decidido y proyectado la Segunda Semana de Nazareth para jóvenes ésta se realizará , si Dios quiere, en vacaciones de invierno del año 2013 en la Diócesis de Valparaíso. |