Presentación de la Familia espiritual Carlos de Foucauld en el mundo Naturaleza: Comunidad de vida evangélica. Fecha y lugar de fundación: 15 de agosto de 1966, en Gante (Bélgica). Reconocimiento jurídico: 21 de septiembre de 1992 En 1974, la Fraternidad de las Hermanitas Nazaret entró oficialmente como miembro de la Asociación internacional Familia espiritual Carlos de Foucauld. Historia: Inspiración: Hermano Carlos y Mons. Cardijn.. El Cardenal Cardijn dio a la primera generación de Hermanitas una manera de ver al hombre, al mundo, especialmente al mundo de los obreros, y a la Iglesia. De él aprendimos: «Ver, juzgar y actuar». Hemos descubierto, desde su visión, el valor innegable e irreemplazable de la amistad, de la relación y del trabajo solidario. El alejamiento de Dios y de la Iglesia constatados en el interior del mundo obrero después del Vaticano II, siguen siendo una llamada imperativa a presentar al mundo el rostro de una Iglesia pobre, acogedora y disponible. En Carlos de Foucauld y en su espiritualidad reconocemos nuestra vocación a la vida religiosa: Nazaret, la normalidad de lo cotidiano; ser servidor sin excluir a nadie y en solidaridad con los más pobres. Número de miembros: 46. Implantación en el mundo: Características: Nazaret: Nazaret es el corazón de la espiritualidad. Nazaret define nuestro modo de vida como fraternidad: ese es nuestro primer apostolado. Nazaret es una llamada a vivir el amor apasionado por la persona de Jesús, tanto en las situaciones ordinarias como en las situaciones «extraordinarias», a ejemplo de Jesús. Debemos recibir del mismo Jesús esta vocación «de ser apóstol». Sólo mirando a Jesús con frecuencia y largo tiempo de manera contemplativa aprendemos a mirar a los hombres con Su mirada, y a vivir plenamente la solidaridad con los pobres, la gente insignificante, los hombres heridos, sin excluir a nadie. Con ellos y como ellos, queremos compartir el trabajo y la inseguridad; y nos ponemos a su servicio a través de nuestro trabajo. Nazaret nos envía al desierto de la ciudad, hacia un pueblo y un medio, nos enseña cómo ser una comunidad de fe evangélica y acogedora hacia fuera.. La hospitalidad es para nosotras un deber sagrado que a menudo nos exige ir más allá de nuestras fuerzas. Acoger con respeto y sinceridad requiere una escucha, una entrega gratuita y un gran respeto a cada persona: «Todo hombre es un hijo de Dios, digno de que demos la vida por él» (Card. Cardijn). Lo que “somos” será siempre más importante que lo que “hacemos” o “decimos”; para ser interiormente libres para “el otro”, hay que estar a su lado y escuchar: una manera contemplativa de servir. Una hermanita vive en comunión con los demás por la presencia de Jesús y por el Sí que pronuncia con María, con temor. De cada fraternidad, de cada Nazaret puede nacer para el mundo un signo nunca visto, un mensaje no oído nunca: «Mirad cómo se aman». Más información: Las Hermanitas de Nazaret en España
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