“Vivir con la mirada constante de lo que se vive, vivir con los ojos abiertos para ver lo que nos rodea”
Semana de convivencia, donde el tema central era vivir la experiencia de Jesús en la vida cotidiana. Descubrir a Jesús en las miradas, en el hermano, en el perdón, en el compromiso, en la eucaristía, ser capaces de mirar más allá de la circunstancia, ahondando cada uno desde la experiencia de vida personal y comunitaria. Fue una semana grande para todos, en la que cada uno recibió lo que su corazón necesitaba, el Espíritu nos regaló los momentos de silencio, de reflexión, de conocimiento de uno mismo. Todo comenzó compartiendo el por qué estábamos allí, porque habíamos llegado y acabamos casi despidiéndonos de la fraternidad que se ha creado. La presencia de la hermanitas, hermanitos, consagrados/as, junto con los jóvenes que participaron unidos en Jesús, fue lo que realmente nos cautivó. La presencia sencilla, humilde, son cualidades de las que no hace falta hablar, sólo con la vida somos capaces de explicarlas y es realmente lo sorprendente. Nos dice el Señor; “salió el sembrador a sembrar la semilla…” (Mc 4,1-20) Dios siembra la buena semilla a todos los hombres: da a cada uno las semillas necesarias para la salvación. Nos toca preparar la tierra y sembrar en nombre de Dios. Todas nuestras circunstancias pueden ser ocasión para sembrar en alguien la semilla que más tarde dará su fruto. No nos corresponde a nosotros hacer crecer la semilla ; eso es propio de El y nunca niega se gracia. ( Concilio Vaticano II – Ad- Gentes)
UNA EXPERIENCIA DE NAZARET. Resumen de la semana de NazaretBueno cuando te paras a pensar a cerca de lo que fue la semana, solamente podemos expresarlo con una palabra PAZ ; fueron días inolvidables donde una vez ,más dios a través de su espíritu hizo en cada uno de nosotros morada, morada que tras esta semana de convivencia vuelve nacer en el sentir de la vida cotidiana. Dios puso en cada uno de nosotros de forma única y exclusiva lo que sólo el sabía que necesitábamos. Dentro del clima de silencio, oración, convivencia lo que mas destacamos, más que el intercambio de palabras, son las miradas, los gestos, los abrazos, el estrecharte la mano, el darte la paz recibiendo al hermano con los brazos abiertos sin importarnos nada más que la persona vista como hijo de Dios. Todo este lenguaje no verbal vivido desde el amor verdadero fue lo que puso en el corazón. Gestos que aún es ahora y escribiendo te sale una sonrisa recordando esos momentos que te acercan más a poner en oración a todos los hermanos que van apareciendo y desapareciendo en el camino. Es curioso como en el camino van apareciendo personas que sin buscarlas ponen una semilla en tu camino, personas que en su momento fueron creyendo que nada nos iba a separar, personas que son nexos de unión y luego desaparece, ¡cuántas cosas Señor! ¡Cuántos momentos que nos sobrepasan!... Pero que historia tan bonita nos marcas, en este diario personal y a veces que preocupados andamos en nuestros quehaceres. El Hno. Roger de Taizé decía; “La paz del corazón permite mantenerse en pie, arriesgarse por los demás, reemprender el camino cuando el fracaso, las pruebas, los desánimos pesan demasiado a nuestras espaldas humanas. La paz del corazón es fuente de una alegría interior que a menudo se había adormecido y he aquí que se despierta, con magnífico asombro, una sencillez de vida y una visión mística del ser humano.” ¿sabéis?, sois geniales cada uno con vuestra presencia a veces física otras espiritual dais aire fresco, una nueva primavera porque cada uno de vosotros sois el dios mismo que llama a la puerta; el Hno. Carlos de Foucauld decía “ cuando llamen ala puerta acoged al que llega, como si fuera dios mismo resucitado, que viene a visitaros”, porque cada uno es una historia sagrada, una historia de salvación. Gracias por vuestro cariño, llamadas, mensajes, cartas, son todo fuente de un acompañamiento cercano, de un saberse querido. Gracias por ser como sois, gracias por estar donde cada uno tiene que estar, gracias por vuestra oraciones. Gracias por cada uno de vosotros/as. Nos despedimos con una frase del Hno. Carlos que invita, que convoca a seguir , a permanecer, “GRITAD EL EVANGELIO CON TODA VUESTRA VIDA” Nos vemos; Fraternidad de Emaús.
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LA SEMANA DE NAZARET: UN DON DE DIOS PARA SENTIR FRATERNIDAD Es difícil de expresar lo que aquí he sentido, tal vez porque las cosas de Dios son inenarrables con palabras y sí con gestos. Por eso me he fijado en los gestos de los hermanos que me han hecho ser cercano y por tanto llegar al Padre. Dios es amor y es eso lo que he experimentado: el amor fraterno que me acerca al Hermano Mayor. Siempre he tenido presente la fraternidad en mi vida, pero vivirla a mi modo, y esto es un autoengaño. Magdeleine me ha enseñado a entender la fraternidad como unidad del amor, sin fronteras ni apariencias. En los momentos de desierto, tanto aquí como en mi Galilea particular, una intuición brotaba de mi corazón: permanecer allí abandonándome en el padre, aunque todo fuera distinto a como yo lo había vivido, aunque los hermanos se alejaran y yo no comprendiera nada, quería permanecer, en soledad aunque me doliera, pero permanecer amando profundamente aquello que Dios había puesto en mi camino. Por eso se, que me alegra amar hasta que duela incluso… como amé a mi “hermanito”, para así sentir el amor universal con los más pobres, con los que me incomodan, con los que me hicieron llorar… Y me ha hecho falta venir a Nazaret; ahora ya tengo claro el porqué decidí participar de este don de dios. Y todo se resume en el mandamiento Nuevo: multiplicando encuentros, ternuras y besos, abrazos y diálogos, acompañando al hermano y dejándonos acompañar, sin dejar a nadie solo. En el día del compromiso comprendí algo que me hizo cuestionarme: cuando Jose, el “maestro iconógrafo”, presentó su ofrenda, el icono del Hno. Carlos de Foucauld, un profundo llanto me conmovió, ya que sentí resumida mi experiencia con aquellos que no me comprendían e incluso me habían hecho sufrir. El día del perdón me hizo entender que debía sentir mayor seguridad en mí mismo y curar heridas…. Por todo esto amo, e intento, aunque me cueste, dejarme querer. GRACIAS POR VUESTRA FRATERNIDAD
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Ya se acerca el final de esta semana de Nazaret. la emoción por lo vivido me invade y no puedo hablar. Por eso me ha alegrado que Cinta nos propusiera escribir nuestra experiencia. Pues siento ardientemente necesidad de expresaros lo vivido, lo que pasa por mi mente y por mi corazón. Ante todo mil gracias por vuestra dedicación y trabajo. ha sido como venir a un gran banquete preparado con una destreza y un cariño derramado, Este vuestro trabajo ha dado fruto en cada uno de nosotros. Gracias a cada hermanito/a de Foucauld porque he visto brillar vuestros rostros. Me habéis iluminado con vuestra luz, con vuestra sencillez, con vuestro abandono al Padre, vuestra confianza incondicional, vuestra paz,... Nos habéis mostrado que vale la pena entregarse a Cristo, dejar que actúe en vosotros para llevar a este mundo su Buena Noticia, para demostrar que nada hay imposible para Dios... cuando uno pone su vida en manos de Él. Me he sentido tremendamente querida y mimada por cado uno de los que hemos estado conviviendo, aceptada tal y como soy. Y es que Dios me ama y me llama a través de los hermanos que me regala por el camino. Y por si fuera poco, el día del desierto vivido fue desbordante. Nunca había sentido tan cerca a dios, ese Dios amigo que perdona y acoge, que apacigua. Cuando caminaba me llevaba el hombro cogido, cuando paraba, me sonreía y sorprendía en una flor, una mariposa, el susurro del agua de la fuente, la inmensidad dl azul del cielo, como inmenso es su amor. ¡Un día solos los dos!, para amar, para adorar, para hablar... y a la vez El con cada uno de mis hermanos, unidos por su abrazo misericordioso. al bajar de regreso de mi día en el desierto, misteriosamente, mis pasos eran más firmes y seguros. "Venid y veréis" ¡Y es que he visto con mis propios ojos! Si no hubiera sido por vosotros , no hubiera tenido la oportunidad de vivir esta experiencia. aprovecho la oportunidad para pedir al Padre que bendiga y colme con los dones de su espíritu a cada una de las fraternidades del padre Carlos |